Las cabeceras de numerosos periódicos católicos se ven en esta foto ilustrativa. (CNS/Tyler Orsburn)
This is a translation of a commentary originally available in English. The original version is available here.
El hecho de que Catholic News Service fuese el primer medio en informar sobre su propio fin, fue no solo un testimonio de independencia editorial de la agencia de noticias, fundada por los obispos estadounidenses hace 102 años. Fue también, una prueba de la torpe decisión que tomó la Conferencia Episcopal de EE. UU., al optar por cerrar su propia agencia de noticias.
El anuncio del 4 de mayo, el cual informa efectivamente que cierra las operaciones de CNS en su sede en Estados Unidos, elimina una fuente de credibilidad para la jerarquía. Una herramienta fundamental para informar de manera creíble a católicos estadounidenses sobre la iglesia más allá de su propia diócesis, y es un antitestimonio, que dice mucho, sobre la proliferación de plataformas de medios católicos ideológicos que están separando a la iglesia, y empujan a los católicos fuera del catolicismo.
Según la agencia de noticias, se les informó a los empleados que las operaciones en la sede de Washington y una oficina en Nueva York cerrarían y que solo la oficina de CNS en el Vaticano quedaría abierta. (El informe de CNS también informó que USCCB Publishing, un departamento que tiene control de los derechos editoriales del Catecismo de la Iglesia Católica, el Catecismo de Adultos de EE. UU. y muchos otros libros, cesará sus operaciones de publicación a fines de 2022). Está por verse, si lo que queda de la agencia en Roma puede realmente continuar con las operaciones, según dicen en el ambiente de la televisión.
A nivel nacional, el cierre de CNS tendrá un efecto terrible para los periódicos y sitios web diocesanos de todo el país. Ellos dependen de las noticias de CNS para llenar sus páginas con noticias sobre la iglesia en otras diócesis del país y en diócesis de otras partes del mundo. Al igual que medio seculares, los medios católicos locales tienen escasos recursos para cubrir las noticias de la iglesia, y aunque esas diócesis a duras penas pueden pagar por publicar noticias de CNS, cerrar las operaciones nacionales de la agencia es como que su periódico local dejara de poner noticias de agencias como la Prensa Asociada y Reuters. Lo poco que queda se reducirá aún más.
Esta es una copia de la edición del 11 de abril de 1920 de The Catholic News Sheet, producida por el National Catholic Welfare Council News Service, el precursor de Catholic News Service. (CNS)
Claramente, existen presiones económicas legitimas y problemas que afligen a los medios católicos, como los hay en los medios seculares. La jerarquía católica ha debatido durante años cómo financiar CNS en una era de disminución de donaciones e ingresos publicitarios. Aunque no está claro si hubo suficiente pensamiento creativo sobre las formas en que CNS podría reinventarse para hacer viable la agencia.
Al mismo tiempo, agentes conservadores de la USCCB, el acrónimo en inglés para la conferencia episcopal de EE.UU., han hecho todo lo posible durante años para socavar a CNS. En vez de ayudarle a su propia agencia, han ayudado a resaltar medios conservadores como Catholic News Agency con sede en Denver, que ofrece contenido gratuito, mientras que CNS era pagado.
"Creo que Catholic News Agency (Agencia Católica de Noticias) fue realmente la sentencia de muerte para CNS, porque era gratis y CNS no lo era", Monseñor Christopher Coyne, obispo de Burlington, Vermont, una de las principales voces de los obispos en temas de comunicaciones, le dijo al reportero de esta publicación Brian Fraga. "Estaba escrito en la pared".
Otros obispos, en vez de promover a CNS, promovieron medios al estilo del portal ultraconservador Breitbart, como el National Catholic Register y EWTN, básicamente la versión católica de Fox News. (El National Catholic Register, EWTN y CNA, igual que ACI Prensa, pertenecen todos al mismo conglomerado). De hecho, el Papa Francisco recientemente describió a EWTN como "obra del diablo" debido a las formas en que este intenta dividir a los católicos.
Sin embargo, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. forma parte de la junta directiva de EWTN. Eso es como si el jefe de CNN sirviera como asesor de la agencia de News Corp. del ultraconservador Rupert Murdoch y luego hiciera el esfuerzo de cerrar su propia cadena a favor de Fox News.
La mayoría de la gente tendría preguntas. Los verdaderos periodistas obtendrían respuestas.
Barbara Stephenson, entonces editora de fotos de Catholic News Service, recibe una imagen de la máquina "Unifax II" de United Press International en esta foto de archivo de 1990. (CNS)
Eso es lo que hace que la decisión de eliminar el servicio de noticias de los obispos de 102 años sea tan sorprendente. Lo que hace es ceder el campo a voces ineptas e ideológicas, precisamente en un momento histórico en el cual la desinformación y la división son amenazas no solo para el catolicismo sino también para nuestras instituciones democráticas.
Catholic News Service ha sido una de las agencias de noticias denominacionales más independientes y de mayor prestigio en los EE. UU. y el mundo; los cuentos de editores de CNS, respaldados por una generación menos complaciente de funcionarios eclesiásticos, que han rechazado las demandas de la jerarquía que han querido modificar una noticia o reescribirla a su gusto, son dignas de las mejores leyendas que se cuentan en los medios seculares.
La pérdida de Catholic News Service tampoco es una preocupación local. El periodismo ha estado eliminando puestos de trabajo a un ritmo acelerado. En los periódicos, donde tradicionalmente se han realizado los reportajes más profundos y originales, la caída es especialmente dramática: si bien había unos 114,000 puestos de redacción en el año 2008 en Estados Unidos, en 2020 ese número se había reducido a unos 85,000, según un informe reciente del Centro de Investigación Pew.
Los puestos que quedan pagan menos que nunca, y los medios en línea no están llenando el vacío de noticias, especialmente en la cobertura local y regional, que es el corazón y el alma de nuestras comunidades. La cobertura de religión ha sido la más afectada y menos reporteros se dedican a escribir sobre religión a tiempo completo. Hay menos reporteros con experiencia que conocen el campo tan a fondo y, por lo tanto, menos noticias no solo sobre el catolicismo sino sobre todas las religiones, incluso cuando la religión sigue siendo quizás el factor más crítico en el mundo de hoy.
La jefa de la oficina de Catholic News Service en Roma, Cindy Wooden, presenta a Natasa Govekar, directora del departamento teológico-pastoral de la Secretaría de Comunicación del Vaticano, 13 de junio de 2018, como oradora principal en la Conferencia de Medios Católicos en Green Bay, Wisconsin. (CNS/Chaz Muth)
Medios como Commonweal, la revista jesuita América y Our Sunday Visitor tienen legados venerables y equipos editoriales profesionales, pero no son agencias de noticias y no pueden empezar a cubrir el terreno del que CNS se encarga. Incluso esta publicación (National Catholic Reporter), con el historial periodístico más loable en el catolicismo en noticias de última hora sobre la iglesia, está limitado con los recursos que tiene. Y pocos obispos están a punto de permitir que el contenido de esta publicación reemplace a CNS en sus medios diocesanos.
Lo que esto significa es que cuando periodistas de medios seculares --que ya tienen bastante trabajo y poca experiencia -- necesiten cubrir algo sobre la Iglesia Católica, el primer lugar donde buscarán inspiración e información es en los medios católicos. Y lo que con demasiada frecuencia encuentran y traducen al público en general, no es muy edificante, o incluso cierto. CNS ha sido un contrapeso a esa tendencia.
Pero ahora ese espacio estará dominado por plataformas que se proclaman periodísticas pero que son poco más que címbalos resonantes. Y el creciente número de obispos y cardenales promoviéndolos al detrimento de la Iglesia llegarán a ser vistos como la voz del catolicismo. Las diversas vidas de los fieles y el sentido de su fe serán menos visibles y no se sumarán a una comunión más amplia. El ministerio de los obispos y del Papa será ahogado por los más ruidosos y enfadados, y serán ellos los que van a definir lo que es ser católico, y lo que significa ser un periodista católico. Los líderes católicos denuncian regularmente al periodismo secular por su cobertura de la Iglesia Católica, pero los medios católicos son los verdaderos culpables.
Muchos de los medios de comunicación católicos que se oponen al Papa Francisco y al Concilio Vaticano II existen solo para promover sus puntos de vista, no para informar, escribir, editar y publicar noticias católicas, y la verdad como mejor podemos determinarla.
La crisis de los medios católicos no se resolverá enfocándonos en la buena fe católica de un medio o de un escritor en particular, o limitándonos a exhortaciones a la civilidad (o lamentaciones cuando las exhortaciones inevitablemente fallan). De hecho, ese enfoque alimenta la dinámica sin salida de analizar sin cesar quién es un buen católico y quién debe ser excluido de la Comunión o quemado en la hoguera, según el siglo en el que ubique su versión del tradicionalismo. La verdadera crisis en los medios católicos es una crisis de profesionalismo, una falta de medios y profesionales cuyas reputaciones se construyan y mantengan siguiendo estándares y prácticas periodísticas básicas.
Y esto es lo importante: la calidad del periodismo católico no está determinada por la calidad del catolicismo de un periodista. El periodismo es parte de los medios, pero no todos los medios son periodismo. El periodismo es un oficio y establece su credibilidad haciendo bien su trabajo, que por definición es buscar la verdad.
El periodismo católico no se trata de piedad religiosa, ni apologética. Como dijo Martín Lutero: " El zapatero cristiano cumple su deber cristiano, no al poner una pequeña cruz en cada zapato, sino al hacer buenos zapatos, porque a Dios le gusta el trabajo bien hecho". O, si prefiere recibir sabiduría de una fuente católica, considere el consejo de Jacques Maritain en su conocido ensayo sobre el arte cristiano: "Si quieres hacer una obra cristiana, entonces sé cristiano y simplemente trata de hacer una obra hermosa, en el que tu corazón pasará, no trates de 'hacer cristiano'. "
El Papa Francisco mira una copia de la edición del 11 de abril de 1920 de la "Hoja de Noticias Católicas", durante una reunión con miembros de la oficina de Roma del Servicio de Noticias Católicas en el Vaticano el 1 de febrero de 2021. La audiencia especial fue en reconocimiento del 100 aniversario de la CNS. (CNS/Vatican Media)
El problema no es el catolicismo que practican los periodistas, sino el periodismo que practican los católicos. Muchos de los medios de comunicación católicos que se oponen al Papa Francisco y al Concilio Vaticano II existen solo para promover sus puntos de vista, no para informar, escribir, editar y publicar noticias católicas, y la verdad como mejor podemos determinarla. Lo hacen sin tener en cuenta o, más caritativamente, ignorando las prácticas más elementales del periodismo.
Sin embargo, a menudo son ellos los que más proclaman en voz alta su inteligencia y rectitud periodística, incluso cuando cometen errores fundamentales o engaños a propósito, grandes o pequeños. Hacen un mal uso de dónde un artículo se fechó para que parezca que están en la escena de un evento cuando en realidad están a miles de millas de distancia. Rutinariamente ocultan conflictos de interés básicos y no revelan sus fuentes de financiación. Publican palabras que no les pertenecen, rompen embargos y publican afirmaciones difamatorias, a menudo de fuentes anónimas, sin verificar los hechos básicos ni permitir que el acusado responda. Ni siquiera hay un esfuerzo por establecer una línea entre las noticias y comentarios, ni pretenden que haya un muro entre el negocio y el lado editorial. Sólo hay medios, no periodismo.
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La falta de redacción, la falta de responsabilidad, la falta de profesionalismo se suma y resulta en la falta de credibilidad. Y eso es lo que los obispos católicos, cuya reserva de credibilidad ya se había reducido a los humos, están sacrificando cuando desmantelan un medio de comunicación profesional como CNS. Las mismas fuerzas ideológicas en contra de Francisco que los obispos denuncian ahora han sido fortalecidas por esta decisión, y la tendencia anti-conciliar y en contra de la modernidad en el catolicismo ha recibido otro regalo.
Como señaló Mike Lewis del sitio web de comentario católico, Where Peter Is (Donde Pedro Está), el decreto del Concilio Vaticano II sobre los medios de comunicación, Inter Mirifica ("Entre las maravillas") habla sobre el "derecho a la información" de los fieles, informados de manera "verdadera y completa" y de manera profesional. Los Padres del Concilio dijeron que es un deber de la Iglesia Católica enseñar a "los hombres (el) recto uso" de los medios de comunicación. Catholic News Service ha desempeñado un papel destacado en el cumplimiento de ese deber, y su pérdida socava la evangelización y el bien común que pidió el Concilio y que ofrece el buen periodismo.