
La hermana ursulina de Cleveland Gretchen Rodenfels sostiene una foto de la hermana Joanne Marie Mascha, violada y asesinada en 1995. Rodenfels enseñó en la misma escuela que Mascha, y más tarde vivió con ella en la casa madre. (Foto: GSR/Dan Stockman)
El recuerdo de aquel horrible día de 1995 no había ido, por supuesto, y aunque el dolor aparentemente se había acurrucado en algún pliegue de sus almas, tampoco había desaparecido.
Pero cuando la Hna. Laura Bregar, una ursulina de Cleveland, abrió la carta, todo —la conmoción, el horror, la atención, el dolor interminable— pasó a primer plano.
"Por supuesto, solo pude llorar", dijo Bregar, ahora presidenta de la congregación. "Reviví la experiencia", indcó.
La carta, recibida en septiembre, era de Daniel Pitcher, quien violó y asesinó a la hermana Joanne Marie Mascha hace 30 años —en el bosque que hay detrás de la casa madre de la congregación— y quien cumple cadena perpetua en una prisión de Ohio, Estados Unidos (EE. UU.).
Pitcher escribió a las hermanas, dijo, porque estaba arrepentido y pedía perdón.

Una foto sin fecha de la hermana Joanne Marie Mascha, ursulina de Cleveland, tomada en 1995. Era conocida por su amor por la paz y la naturaleza. (Foto: cortesía Hermanas Ursulinas de Cleveland)
Mascha tenía 59 años cuando murió, y era conocida por su dulzura y su amor a la naturaleza. Ávida observadora de aves, le encantaba pasear por los bosques del campus que la casa madre comparte con el Ursuline College; estaba comprometida con la no violencia y participaba activamente en grupos por la paz y la justicia.
"Me quedé atónita cuando recibimos esta carta", dijo la hermana Joanne Gross, quien es abogada y ayudó a su congregación a 'navegar' por el proceso legal después de que Pitcher fuera detenido, acusado y juzgado. "No habíamos oído nada en casi 30 años, y entonces recibimos esta carta, fue como: 'Oh, Dios mío'”, manifestó.
La carta conmocionó a las pocas hermanas que sabían de ella; pero no porque no supieran cómo responder a la petición de perdón de Pitcher.
"Revivir toda la experiencia fue el reto", dijo Gross y agregó; "Cuando [Bregar] me enseñó la carta, no había nada en mi mente que dijera: 'Voy a tener que pensármelo'. El problema fue revivirlo todo".
La Hna. Kathleen Flannery dijo que el tiempo es un don, porque trae curación.
"Cuando se vuelve a abrir el caso, todo el mundo revive lo que ocurrió entonces", afirma. "La gente lo sigue sintiendo muy profundamente. Era su amiga. Crecieron con ella", afirma.
Y la muerte de Mascha no fue la única tragedia que tuvieron que revivir las hermanas.
Dolor, otra vez
En 1980, la hermana Dorothy Kazel, una ursulina de Cleveland, junto con Jean Donovan, misionera laica, y las hermanas Maura Clarke e Ita Ford, de Maryknoll, fueron secuestradas, violadas y asesinadas por soldados del Gobierno en El Salvador. La muerte de Mascha hizo que las hermanas revivieran el trauma de la muerte de Kazel; la carta de Pitcher trajo de vuelta el trauma de ambas.
"Cuando Dorothy Kazel murió, fue una experiencia horrible y muy pública", dijo Flannery. "Ahora, de repente, eran dos las hermanas muertas de forma violenta. Ambas situaciones fueron muy diferentes, pero el dolor de la pérdida es similar", señaló.
Cada una de las hermanas del pequeño grupo que conocía la carta supo inmediatamente cuál sería su respuesta a la petición de Pitcher, pero aún tenían que trasladarla al resto de la congregación. Una de las primeras en verla fue la hermana Maureen McCarthy, quien era presidenta en el momento en que Mascha fue asesinada.
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Una vitrina en la zona de reunión de la casa madre de las Ursulinas de Cleveland está llena de recuerdos de la Hna. Dorothy Kazel, quien fue asesinada en 1980 en El Salvador, junto con la misionera laica Jean Donovan y las Hnas. Maura Clarke e Ita Ford. (Foto: GSR/Dan Stockman)
McCarthy dijo a Bregar que no solo no tenían elección en la cuestión del perdón, sino que ya habían iniciado el proceso hace 15 años, cuando las hermanas dijeron que no querían que Pitcher fuera condenado a muerte.
Esa postura se tomó casi accidentalmente.
El día siguiente al hallazgo del cadáver de Mascha, McCarthy pasó 13 horas concediendo entrevistas a periodistas. Uno le preguntó, casi de pasada, si pedirían la pena de muerte, y McCarthy, sin pensar en que estaba anunciando la postura de toda la congregación, dijo que no creía en la pena de muerte porque es otra forma de violencia.
"Inmediatamente supe que esto iba a ser: 'Las Ursulinas están en contra de la pena de muerte'", dijo McCarthy. En principio, las religiosas lo estaban, por supuesto, pero nunca se había discutido realmente y menos en relación con la hermana que acababa de ser asesinada.
Pero todas las hermanas, excepto una, respaldaron la decisión. Más tarde, la oficina de paz y justicia de la congregación elaboró una postura comunitaria y la hizo oficial.
Sin embargo, los fiscales siguieron adelante en su empeño de condenar a muerte a Pitcher.
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Copia del comunicado de prensa enviado por las Hermanas Ursulinas de Cleveland en 1995 reiterando su oposición a la pena de muerte para Daniel Pitcher, quien fue declarado culpable 10 días después y condenado a cadena perpetua. (Foto: GSR/Dan Stockman)
Así que las ursulinas de Cleveland enviaron un fax a todas las demás comunidades ursulinas para conseguir apoyo a su postura. Las Ursulinas de la Unión Romana, que tenían hermanas en todos los continentes excepto en la Antártida, estaban celebrando su capítulo en ese momento. Pronto, la oficina del fiscal del condado de Cuyahoga recibió correo, faxes y llamadas telefónicas de hermanas de todo el mundo pidiéndoles que no solicitaran la pena de muerte. No le hizo ninguna gracia.
"Habíamos atascado sus faxes, sus teléfonos sonaban sin parar, sus buzones estaban llenos", dijo McCarthy. "Nos suplicaron que paráramos", expresó.
Las hermanas también rezaron, lo que creen que tuvo mucho más efecto.
El jurado emitió su veredicto el 10 de septiembre de 1995, condenando a Pitcher por violación, secuestro, robo con agravantes, asesinato con agravantes y homicidio. La jueza revisó el veredicto, detuvo el juicio y llamó a las hermanas a su despacho.
"Ustedes rezaron", recuerda McCarthy que dijo la jueza, quien añadió: "No hay otra explicación".
Lo que había ocurrido era que el jurado, al rellenar el formulario del veredicto, no había marcado la casilla correspondiente a la pena de muerte. La jueza dijo que el jurado había hecho preguntas sobre varios temas, pero nunca mostró confusión alguna con el formulario o con la pena por delito grave de asesinato. Pero sin marcar la casilla, su única opción era condenar a Pitcher de 50 años a cadena perpetua. Tendrá su primera audiencia de libertad condicional en 2030.
"Estoy muy agradecida de que Daniel siga vivo y pueda expresarse": Hna. Laura Bregar
"No creo que fuera un error", dijo McCarthy. "Creo que fue el poder de la oración", puntualizó.
Bregar dijo que la carta de Pitcher demuestra por qué es necesario abolir la pena de muerte.
"Estoy muy agradecida de que Daniel siga vivo y pueda expresarse", dijo Bregar.
Y como Pitcher está vivo y es capaz de pedir perdón, las hermanas pudieron encontrar la curación que solo el perdón puede aportar.
"Este es un momento de reconciliación, un momento en el que yo personalmente puedo seguir adelante, un momento en el que las hermanas pueden seguir adelante", dijo Bregar y agregó: "La vida me ha enseñado que no perdonar arruina mi alma. Es devastador para mí. ...Tener la experiencia de ser perdonada te cambia la vida. Así que si te han perdonado, ¿no tienes que perdonar?".
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Fotografía de Daniel Pitcher, condenado a cadena perpetua en una prisión de Ohio, EE.UU. (Foto: cortesía Departamento de Rehabilitación y Correccionales de Ohio)
Un intercambio de cartas
Bregar recibió la carta de Pitcher en septiembre y, tras consultarlo con el actual equipo directivo y algunas personas más, hizo que Flannery se pusiera en contacto con la sobrina de Mascha, a quien Flannery conocía de la parroquia. La sobrina comunicó la noticia a los familiares de Mascha que todavía viven y que apoyaron la decisión de las hermanas de perdonar a Pitcher. Las hermanas consultaron entonces con la Oficina de Defensa de las Víctimas del sistema penitenciario estatal, cuyos voceros señalaron que Pitcher debía haber enviado su carta a través de ellos para que preguntaran a las hermanas si querían que se la entregaran; pero Pitcher, de alguna manera, la envió directamente.
La respuesta de las hermanas se envió por correo el 25 de noviembre, pero solo un puñado de hermanas sabía que existía la carta de Pitcher. En una reunión comunitaria celebrada el 14 de diciembre, Bregar leyó un mensaje de cuatro páginas a las hermanas, que no tenían ni idea de lo que se avecinaba.
En cierto sentido, la decisión fue casi automática: por supuesto que las hermanas le perdonaron. Pero el poder y el misterio del perdón son profundos.
"La habitación estaba en un silencio absoluto", dijo Bregar. "Fue muy tierno, frágil y fuerte, todo al mismo tiempo", explicó.
"Tener la experiencia de ser perdonada te cambia la vida. Si te han perdonado, ¿no tienes que tú que hacer lo mismo?": Hna. Laura Bregar
Pitcher, que tenía 21 años cuando mató a Mascha, ha sido descrito como una persona con graves problemas y discapacidad intelectual: había estado construyendo fuertes y cazando pájaros con arco y flecha en el bosque donde se encontró con Mascha. De niño sufrió abusos y pasó años en el sistema de acogida. Su carta manuscrita, dijo Bregar a la congregación, era breve, sencilla y difícil de leer.
"Cuando abrí la carta, me golpeó como una tonelada de ladrillos", dijo Bregar a las 70 u 80 hermanas reunidas. "No sé si fue alivio o un poco de ansiedad o tristeza, o una combinación de eso además de cosas que yacen bajo la superficie de mi conciencia", apuntó.
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La familia de la Hna. Joanne Marie Mascha donó una estatua de san Francisco a la congregación después de su muerte para conmemorar su amor por las criaturas de Dios. (Foto: GSR/Dan Stockman)
Bregar les leyó la carta, que comienza: "Queridas Hermanas Ursulinas: Espero que todo esté yendo bien. Les escribo para pedirles perdón por lo que le hice a la hermana Joanne Marie en marzo de 1995 en Pepper Pike, Ohio. Yo era un niño asustado que no pidió ayuda. Siento de verdad haberla matado".
La carta continúa con un deseo del hombre poder retroceder el tiempo y dice que espera tener noticias de alguien. Lo firmó así: "Su amigo, Daniel Pitcher".
Bregar detalló el proceso por el que pasó el equipo directivo y, a continuación, leyó la carta que escribieron en respuesta.
"Por favor, sepa que apreciamos sus palabras de pesar por el asesinato de la hermana Joanne Marie", se lee en una parte, mientras que en otra dice: "Era una mujer cariñosa que nunca habría causado daño físico a otra persona. Cuando le quitaste la vida, privaste a nuestra comunidad, a su familia y al mundo de una persona amable que solo quería difundir el amor de Dios. No obstante, confiamos en que ella querría que te perdonáramos en su nombre".
La carta expresa que las hermanas esperan que Pitcher esté aprovechando los capellanes y los servicios religiosos a su disposición. "Aceptamos sus disculpas. Le pedimos que viva su deseo de perdón siendo una persona de bondad, paz y amabilidad", precisa.
La carta concluye diciendo que las hermanas le tendrán presente en sus oraciones.
"Llegas a una reunión —pensábamos que iba a ser una reunión ordinaria de la comunidad— y entonces [Bregar] presenta eso", dijo la Hermana Susan Durkin, quien agregó:. "Se podría haber oído el ruido de un alfiler al caer al suelo en aquella sala. Creo que la naturaleza inesperada del tema y el hecho de estar abiertas a ese momento fue muy potente, [al igual que] ver cómo nos afectaba como grupo".
Durkin dijo que varias hermanas no se daban cuenta de lo mucho que necesitaban esto.

La inscripción en el reverso de la estatua donada a las Ursulinas de Cleveland por la familia de sor Joanne Marie Mascha tras su asesinato dice que dedicó su vida a Dios y a sus criaturas. (Foto: GSR/Dan Stockman)
"Personalmente, sentí una especie de calor en mí, o que me habían quitado un peso de encima que estaba ahí y del que no me había dado cuenta", dijo. "Era palpable en las respuestas de la gente".
Bregar dijo que ni una sola hermana preguntó por qué la dirección perdonó a Pitcher, o por qué le perdonaron en su nombre sin preguntarles antes.
En cambio, le dieron las gracias.
"Ver esta transformación como comunidad después de todos estos años, fue algo muy hermoso", dijo Durkin. "Fue un momento importante en mi vida de fe que nunca olvidaré".
McCarthy dijo que, por muy profunda que fuera la decisión, también era lo que exigía la fe de las hermanas.
"Sigo enfadada con él por lo que hizo. Le hizo cosas terribles a ella y a la comunidad", dijo. "Pero Dios es un Dios de perdón. ¿Cómo puedes decir que crees y que estamos perdonados y no hacerlo por otra persona?".
Gross es más sucinta.
"Todavía me pregunto qué significa todo esto", dijo, "pero esto es lo que somos".
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Sanación transformadora
Pero perdonar a Pitcher es solo el primer paso en el proceso de sanación. Y como son hermanas católicas, no quieren que la sanación termine con ellas.
Todas las hermanas entrevistadas afirmaron que no se trata de perdonar al hombre que asesinó a una de sus hermanas: se trata de su compromiso renovado para acabar con la pena de muerte.
"¿Cómo aprovechamos estas experiencias y las transformamos para los demás?", dijo Durkin, quien encabeza los esfuerzos de la congregación. "Este es el siguiente paso en nuestro proceso".
Aunque la comunidad se ha opuesto activamente a la pena de muerte durante años, la carta de Pitcher les ha impulsado a actuar.
"¿Cómo podemos aprovechar estas experiencias y hacer que transformen a otros? Este es el siguiente paso de nuestro proceso": Hna. Susan Durkin
"Cuando recibimos esta carta, me recordó que habíamos dejado que esa postura comunitaria se desvaneciera", dijo Gross. "Como congregación, últimamente no hemos actuado realmente al respecto, y esto fue un recordatorio de que probablemente necesitamos volver a comprometernos con ese tema".
Ahora trabajan con la Red de Movilización Católica tanto a nivel nacional como para presionar a las autoridades de Ohio —que ya han suspendido las ejecuciones debido a la falta de disponibilidad de los fármacos utilizados en las inyecciones letales— para que prohíban totalmente esta práctica.
"Creo que tenemos la oportunidad en el próximo año de decir: Hemos hecho esta pausa, analicemos los datos", dijo Durkin. "Siempre dicen que la pena de muerte es disuasoria. Pues bien, veámoslo".
El gobernador de Ohio Mike DeWine ordenó la suspensión de las ejecuciones, y las ursulinas creen que se le podría persuadir para que les ponga fin de forma permanente, pero dejará el cargo a finales del próximo año.
"Tenemos que hacer algo antes de esa fecha", dijo McCarthy. "Realmente queremos utilizar esto de forma positiva en honor a Joanne Marie".
Durkin dijo que esta carta y la respuesta de la congregación se produjeron por una razón.
"Nos hizo darnos cuenta de que hay que leer los signos de los tiempos", dijo. "Las señales nos dicen: este es el momento, hay que empujar de nuevo".
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 17 de febrero de 2025.